Deseo narrarles lo que mis últimas lecturas han producido un gran cambio en mí.
Antes de nada, les cuento que me crié dentro de la fe cristiana, específicamente en la de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana; como se repetía invariablemente al rezar el Credo, todas las noches antes de ir a la cama, cuando niño.
Posteriormente imbuido por los conocimientos científicos, como la mayoría de ustedes, fui saliendo poco a poco de ese redil tan cariñosamente construido por mi madre, y era ya casi un agnóstico (considerando el concepto de Dios como siendo algo fuera de mi entendimiento) pero tuve la suerte de leer tres escritos, verdaderos bombarderos de mi conciencia.
UNO: No llegaba a entender acerca de la razón de ser de los sacrificios que se hacían, principalmente de animales, para complacer a Dios, narrados básicamente en el Antiguo Testamento, el que es válido para el cristianismo y el judaísmo y, creo, que también algo para el islamismo.
Pero aún peor era mi confusión cuando se referían a la misa católica como el sacrificio de Cristo dizque para redimir a los pecadores.
La lectura que me explicó el concepto involucrado en el sacrificio de Jesús al morir en la cruz fue muy simple pero poderosa: Se trata de una metáfora: un joven bastante disoluto, malo, perverso y hasta criminal es llevado ante el juez para ser juzgado y castigado. Increíble y sorpresivamente el Juez es el padre de este malhechor. Lo juzga según el derecho penal y lo condena inmisericorde. Pero, inesperadamente, el Juez se levanta, se quita el birrete y la capa y declara: Hijo, yo iré a la cárcel a expiar tus faltas, porque te quiero mucho, tú quedas libre de culpa. El padre se sacrificó por su hijo
Nuestro Señor Jesucristo hizo eso mismo para redimir de pecados a todos nosotros los pecadores. Es el padre que se sacrificó por sus hijos.
DOS: Jesucristo es el único ser humano (Todo el tiempo que permaneció en la Tierra fue en su condición, aceptada, de ser nada más que un hombre) que ha RESUCITADO, nadie más lo ha hecho a lo largo de toda la existencia de la humanidad, ni Confucio, ni Buda, ni Mahoma, ni nadie.
Ello, su resurrección, está documentada religiosa e históricamente. Se ha demostrado que más de 500 personas lo vieron resucitado y que anduvo por diversos lugares del mundo conocido de entonces, antes de elevarse al Cielo.
TERCERO: A mi modesto criterio aún más importante que los dos argumentos precedentes: Once de sus doce discípulos MURIERON TORTURADOS y vejados por no abjurar su creencia en la divinidad de Jesús. Bastaba que, por lo menos uno de ellos, renunciara a su creencia para que le perdonaran la vida, ninguno lo hizo. Si es que Jesús no hubiera resucitado, toda la fe, creencia, aceptación de Jesús como Dios, etc. de sus discípulos hubiera desaparecido, esfumado y perdido como se desvanece una visión. Pero no, no pasó eso, murieron porque Jesús cumplió su promesa de que “resucitaría al tercer día después de muerto” NADIE MUERE EN VANO, ¿VERDAD? NI ANTES NI HOY NI NUNCA. LOS DISCÍPULOS DE JESÚS NO MURIERON EN VANO: SABÍAN POR QUÉ LO ESTABAN HACIENDO.
EL SERMÓN DE LA MONTAÑA: LAS BIENAVENTURANZAS, un excelso mensaje de AMOR, PAZ y HUMILDAD:
Mateo 5: “Al ver estas multitudes, subió a la montaña, y habiéndose sentado, se le acercaron sus discípulos. 2 entonces, abrió su boca, y se puso a enseñarles así: 3 “Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque a ellos pertenece el reino de los cielos. 4 Bienaventurados los afligidos, porque serán consolados. 5 Bienaventurados los mansos, porque heredarán la tierra. 6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque serán hartos. 7 Bienaventurados los que tienen misericordia, porque para ellos habrá misericordia, 8 Bienaventurados los de corazón puro, porque verán a Dios. 9 Bienaventurados los pacificadores, porque serán llamados hijos de Dios. 10 Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque a ellos pertenece el reino de los cielos. 11 Dichosos sois cuando os insultasen, cuando os persiguiesen, cuando dijeren mintiendo todo mal contra vosotros, por causa mía. 12 Gozaos y alegraos, porque vuestra recompensa es grande en los cielos, pues así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.”
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