Artículo No. 4
Fuente: QUORA
Propuesto por: Uli Fleischmann, Política Científica en Jacob Reed and Sons.
--- ¿Cuán popular era Erwin Rommel entre otros generales alemanes Y ENTRE LOS ALIADOS?
ACLARACIÓN: No es mi intención, obviamente, ponderar las virtudes, si es que la tuvo algún Nazi en la Alemania de Hitler. Tampoco hacer una apología del nazismo. Nada de eso. El hecho es que desde mi juventud escuché que un tal Rommel, apodado “El Zorro del Desierto” habría sido, tal vez, un ejemplo de soldado cumplidor de las normas restrictivas humanitarias, que incluso en la guerra, se deberían de respetar. Por ello me puse a investigar el tema ya ahora, y quedé sorprendido al final que le condenó el maldito Hitler, el mayor genocida que el mundo ha conocido en toda su historia, de más de 10 000 años. El HOLOCAUSTO judío, es otro capítulo negro para la humanidad toda.
Creo que es bueno que se difunda la historia de Rommel, principalmente la parte humana relacionada con su muerte. Es por ello que existe este Artículo No. 4, en mi blog.
“Erwin Rommel fue un general alemán muy respetado y popular durante la Segunda Guerra Mundial. Era conocido por su brillantez táctica y su liderazgo del Afrika Korps. Sin embargo, algunos generales alemanes no aprobaban sus tácticas poco ortodoxas y su tendencia a actuar de forma independiente. A pesar de ello, Rommel era muy apreciado tanto por sus tropas como por el alto mando alemán, incluido Adolf Hitler”
Pero, Hitler le condenó a muerte.
De acuerdo con los datos proporcionados por su hijo, la opción del envenenamiento le fue dado debido a sus servicios en el África.
0.-Johannes Erwin Eugen Rommel (15 de noviembre de 1891- - 14 de octubre de 1944) fue un general y estratega militar alemán. Popularmente apodado «El Zorro del Desierto» sirvió como mariscal de campo en la Wehrmacht de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
Rommel fue un militar muy condecorado durante la Primera Guerra Mundial y recibió la prestigiosa medalla Pour le Mérite por sus acciones en el Frente Italiano. En 1937 publicó su libro clásico de tácticas militares, “La Infantería al Ataque”, basado en sus experiencias durante la Gran Guerra.
En la Segunda Guerra Mundial se distinguió como comandante de la 7.ª División Panzer durante la invasión a Francia, en 1940. Su liderazgo de fuerzas alemanas e italianas durante la Campaña en África del Norte, al frente del Afrika Korps, le hicieron ganar una gran reputación como el más hábil comandante de tanques de la guerra y el apodo de Wüstenfuchs, ”Zorro del Desierto”
Entre sus rivales británicos también adquirió fama por su caballerosidad, razón por la que la campaña norteafricana se conoce también como «la guerra sin odio».1 Más tarde comandó a las fuerzas alemanas que se enfrentaron a los Aliados en la invasión de Normandía en junio de 1944.
1.-Ya en las postrimerías de la IIGM, hacía meses que Romel aseguraba saber que sus enemigos en el Alto Estado Mayor confabulaban en su contra al oído de Hitler, pero según declararon posteriormente sus allegados, no empezó a sospechar que se le pretendía inculpar en algo mucho más serio hasta que Speidel fue detenido por la Gestapo el 7 de septiembre. Desde entonces, comenzó a salir durante sus paseos diarios llevando su pistola de servicio en el bolsillo, y en uno de esos mismos paseos con Manfred le hizo fijarse en dos hombres de uniforme que les observaban desde lejos, diciéndole a su hijo: «Hace ya días que estamos bajo vigilancia».
El 24 de julio, el convaleciente Rommel le escribió a su mujer diciéndose sorprendido por el atentado contra el Führer y alegrándose de que este hubiese sobrevivido. La mujer de Rommel siempre sostuvo que su marido no estaba implicado o al menos no apoyaba el complot para asesinar a Hitler.
Según uno de los generales enviados por Hitler para forzar a Rommel al suicidio, este habría dicho en los últimos minutos antes de salir definitivamente de su hogar: «He querido al Führer y todavía lo quiero».
2.- Su hijo Manfred, de 15 años, se había alistado en una unidad de defensa antiaérea de la Wehrmacht, recibió un permiso especial para acompañarle. Se encontraban también en la casa su esposa Lucie, el capitán Aldinger y un ordenanza. Al principio Rommel tenía asimismo un servicio de centinela en la puerta del jardín, proporcionado por un cercano cuartel de la Wehrmacht, pero conforme transcurrían los días se le retiró dicho servicio «por orden superior».
3.-El 8 de octubre Manfred se reincorporó a su batería hasta el 14 del mismo mes. La víspera, 13 de octubre, Rommel recibió una llamada del Cuartel General Central avisándole de que al día siguiente recibiría la visita de los generales Wilhelm Burgdorf y Ernst Maisel, del Estado Mayor General. Burgdorf era el jefe de personal del ejército y Maisel actuaba como su adjunto. Ambos se presentaron a las doce del mediodía del 14 de octubre, en un coche oficial de la Wehrmacht conducido por un chófer con uniforme de las SS. Manfred había llegado por la mañana y ya se encontraba en la casa.
4.-Mientras se retiraba a una habitación para hablar a solas con ambos generales, Rommel le pidió a Aldinger que tuviera a punto la carpeta con los papeles: sospechaba que pensaban acusarle de negligencia de algún tipo, de modo que desde que empezó el desembarco había estado acumulando documentación sobre todas las órdenes e informes que había enviado y recibido. Aproximadamente una hora después Maisel salió de la habitación, seguido tras unos minutos por Burgdorf, y ambos fueron a esperar junto al coche. Rommel subió al piso superior y entró en la habitación de su esposa, donde conversó con ella unos minutos. La mujer de Rommel narra que al entrar su marido le declaró, tras mirarla durante un rato en silencio: «Vengo a decirte adiós. Dentro de un cuarto de hora estaré muerto. Sospechan que tomé parte en el intento de asesinar a Hitler. Al parecer, mi nombre estaba en una lista hecha por Goerdeler en la que se me consideraba futuro presidente del Reich... Jamás he visto a Goerdeler... Ellos dicen que Von Stülpnagel, Speidel y Von Hofacker me han denunciado. Es el mismo método que emplean siempre. Les he contestado que no creía lo que decían, que tenía que ser mentira. El Führer me da a elegir entre el veneno o ser juzgado por el tribunal popular».
5.-Luego bajó a hablar con Aldinger y su hijo, que le esperaban en el piso inferior, y les contó lo mismo. Según narraron ambos posteriormente, Rommel se mostró cada vez más decidido a medida que descartaba, con una calma absoluta, todas las demás posibilidades. Aunque afirmaba ser inocente, no contaba con salir con vida en caso de enfrentarse a un juicio. Las calles (según le habían dicho Burgdorf y Maiser) estaban controladas por patrullas de las SS y todo el armamento con que contaban eran las pistolas de Rommel y Aldinger, con muy poca munición disponible. Además, le habían amenazado con tomar represalias contra su familia y contra todos los miembros de su Estado Mayor, más sus respectivas familias, si no se suicidaba. La otra condición era que todo el asunto debía mantenerse en secreto. Nadie podía saber que su muerte era un suicidio ordenado. Si sus parientes o amigos hablaban, serían juzgados y ejecutados por traición. «Ante todo, debo pensar en mi esposa y en Manfred».
6.-El hijo de Rommel, Manfred, oyó que su padre subía las escaleras y fue hasta donde estaba su madre. Ansioso de saber qué se estaba ocurriendo, subió siguiendo a su padre, Rommel estaba parado en medio del cuarto, con la cara pálida. ‘Ven afuera conmigo’, le dijo con voz firme. Fueron al cuarto de Manfred. ‘Acabo de decirle a tu madre’, Rommel empezó despacio, ‘que yo moriré dentro de un cuarto de hora.’ Rommel estaba calmo cuando continuó: ‘Morir por las manos de su propia gente es duro. Pero la casa está rodeada, y Hitler me acusa de traición.’ “En vista de mis servicios en el África,” él dijo sarcásticamente, ‘Tengo la oportunidad de morir envenenado.’ Los dos generales han traído el veneno con ellos, Es fatal en tres segundos. Si lo acepto, ninguno de los pasos usuales será tomado contra mi familia, eso significa contra ustedes. Ellos también dejarán libre a mi Estado Mayor.’
¿Tú les crees? Interrumpió su hijo. ‘Sí, ‘Rommel contestó. ‘Lo creo. Es de su mayor interés que el hecho no devenga en un caso que se conozca públicamente. A propósito, he sido obligado a que tú me prometas permanecer en estricto silencio. Si una sola palabra de todo esto saliera a la luz, ellos se considerarán liberados de su atadura al compromiso asumido.’
Su hijo trató otra vez. ‘¿No podemos defendernos nosotros mismos …? Él me cortó rápido. ‘No hay nada que hacer.’ Rommel dijo: ‘Es mejor que uno muera que todos nosotros seamos asesinados en una refriega balacera.’
7.-Una vez tomada su decisión, se despidió de todos, tomó su gorra y su bastón de mariscal y subió al coche donde le esperaban Burgdorf y Maisel. Según declararon posteriormente tanto Maisel como Dose, el chófer, se dirigieron por la carretera en dirección a Ulm durante unos minutos. Luego Burgdorf ordenó parar en el arcén y ordenó a ambos salir a caminar por la carretera, alejándose del coche, mientras Burgdorf se quedó en el coche con el mariscal. Al cabo de unos minutos Burgdorf salió también y les llamó. Al acercarse, declararon haber visto a Rommel encorvado y tendido en el asiento trasero, con la gorra y el bastón de mariscal en el suelo del vehículo, en los últimos momentos de su agonía.
Funeral de Estado en Ulm, 18 de octubre de 1944.
8.-Llegaron notas de pésame de todas partes de Alemania, con dos curiosas excepciones: Keitel y Jodl. Ninguno de los dos envió el pésame a la viuda ni hizo acto de presencia en el funeral. Himmler hizo llegar a la esposa de Rommel una nota en la que declaraba conocer los detalles de la muerte de su marido y afirmaba estar totalmente horrorizado por lo ocurrido, añadiendo que nunca se habría prestado a algo semejante.
9.-Rommel es el único miembro del Tercer Reich que tiene un museo dedicado a su persona.
Con respecto a la pregunta de que si Rommel fue héroe o villano, me reservo lo que pienso y, el juzgarlo, dejo al libre albedrío de mis caros cibernautas.
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