Son legados seculares de la sabiduría popular a la humanidad.
Existieron miles, o tal vez más, a través de la historia, pero solo los realmente propicios han perdurado por tanto tiempo y probablemente lo seguirán haciendo mientras la humanidad exista y sea como la que hasta ahora la conocemos.
Los mejores adaptados se esparcen por todas las latitudes y no conocen barreras idiomáticas.
Sirven para orientar conductas, principalmente.
Los hay de toda índole: amenos, sarcásticos, consejeros, maliciosos, punzantes, irónicos, chistosos, hirientes, curiosos, etc.
Se aprenden sin intentarlo siquiera y siempre hay ocasiones propicias para usarlo uno que otro.
Es obvio afirmar que se transmiten de generación en generación, por lo general oralmente.
Existen personas que se apropian de uno o varios de ellos ya sea para mejorar su yo o simplemente para dar énfasis a sus discursos.
Su principal característica es que su genérico mensaje se esparce veladamente adecuándose, cada vez, al objetivo para el que es llamado.
No existen dos con el mismo mensaje.
Líneas arriba dije que hay personas que se apropiaban de algunos de ellos, yo soy uno de tales, pues tengo "los míos”, algunos son refranes otros dichos, los que han servido de norte a mi vida.
Los comparto con ustedes:
No hay peor gestión que la que no se hace.
La perseverancia es vital para el éxito.
Todo lo que yo hago debe de estar bien hecho.
Nadie sabe del bien que posee hasta perderlo.
El dinero nunca sobra.
Para saber hay que estudiar, no hay otra opción.
Esos seis conceptos me han ayudado sobremanera para enfrentar, con éxito, muchos avatares de la vida.
Los he escrito en mi blog esperanzado de que, tal vez, sigan haciendo lo mismo con otras personas.
Mayo, 2021
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