El rapto de las sabinas (1874) de Francisco Pradilla
(Véase el artículo acerca de raptos folklóricos peruanos)
El dialecto quechua, como cualquier otro, tiene sus dichos, o proverbios, o refranes. Lastimosamente no siempre es posible traducirlos a otros idiomas, digamos, por ejemplo, al español. Ello por no existir palabras en éste que reflejen cabalmente el significado original de la expresión en quechua.
Antes de continuar dejemos claro que existen varios y diversos dialectos llamados genéricamente quechua. Mi experiencia es que lo que se habla en el norte-centro del Perú difiere bastante del quechua del Cuzco, por ejemplo y también de los de otras regiones del país. Es casi inentendible el quechua cuzqueño para mí, que soy nativo del Huánuco Central.
Hecha esa aclaración, la que podría considerarse hasta innecesaria por ser casi axiomática, continúo mi narración acerca de ciertas ocurrencias de mi dialecto nortecentrino, si cabe la palabra.
Tales peculiaridades se encuentran sobre todo en sus expresiones folklóricas, especialmente en las letras de sus canciones, como en el siguiente:
Shongu nanaypá jampy can,
Pulgapa ruro wirán.
Tzay pá, tzay pá jampy can,
Ucushpa wawampa punta shillún.
Que traducido al español sería aproximadamente algo como así:
Para el mal de amores claro que remedio hay:
La grasa del riñón de la pulguita.
Para eso, para eso sí que remedio hay:
La punta de la uña de la cría del ratón.
Imagínense que Werther no hubiera causado tantos suicidios si tan solo uno de esos dos remedios hubiese estado al alcance de tantos mozos enamorados despechados y desesperados de la Europa siglodieciochina, otra vez, si cabe la palabra.
Otra joyita es la siguiente:
Warmishi nishqui niman,
Chambon zapatero shi nirshi niman
Tzaynóllatapis jirashánachi
Wishtu chaquiquita jatinayquipá.
Su equivalente en español:
Dicen que dice mi chica que
Soy un zapatero chambón.
Así siquiera tus zapatos los haré
Ya que serán para tus torcidos pies.
Como ya manifesté, la traducción no siempre refleja el significado de la palabra o frase. Por ejemplo, TORCIDO no es todo lo que WISHTU quiere decir. Los pies de la chica en realidad son TORCIDOS, DEFORMES, CONTRAHECHOS. Tres adjetivos castellanos reunidos en una sola palabra quechua, pero sí, bastante mordaz.
Sigamos, pero no con frases en quechua sino con canciones ocurrentes, folklóricas, en español.
Escribo las letras de una de esas canciones:
Gato negro, quisiera ser
Gato negro, quisiera ser.
Por la madrugada entrara
Y a mi vieja suegra arañara.
Tan solo cuatro versos, pero con un contenido universal y trascendente: En todos los tiempos y en todas las latitudes el folklore ha tratado a la dulce suegrita de modo un tanto irónico y mordaz, ¿Verdad?
(Nota: He escrito lo anterior con el perdón de mi querida suegra, una excelsa dama a carta cabal)
Continuemos con el quechua:
El siguiente es la letra de una canción, que fue muy popular en cierta época de mi niñez cuando la cantaba mi hermanito menor, en ese entonces de unos 4 a 5 años de edad, con su infantil pronunciación desvirtuada de su rigor que causaba hilaridad, pero sobre todo ternura en los escuchas, quienes le hacían repetir una y mil veces y le atiborraban sus bolsillitos con monedas de las más diversas denominaciones.
(A modo de reconocimiento al mérito canoro de mi querido hermano, añado la información de que resultó ser, ya de mayor, un cantante bastante cotizado entre las personas de su entorno, aunque ya nunca, creo, ¡le atiborraron moneda alguna en sus ya grandes bolsillos!)
El mérito de las letras de la presente canción radica, y es por ello que lo incluyo aquí, en la ingenuidad de su intérprete, como pueden notarlo al final:
Shipshi pagház, sueñuynéchó
Puca jacu china tipshipáman
Tzaypita niña ríacurcur
Cuchu cuchurán ashícorghá.
Traduzcámoslo:
En mis sueños de la pasada noche
Una linda china, de capa colorada,
Pellizcándome se me insinuaba;
Súbitamente me desperté entonces
¡Y la busqué desesperadamente
Por todos los rincones de la casa!
Nota: La palabra CHINA es lo que generalmente se usa en el quechua para designar a una joven nativa, en estado casadero, para ser más exacto.
Tal expresión, china, es de común uso en la Argentina folklórica para nombrar a las muchachas; es el femenino de GAUCHO, pues no es gaucha.
SIGUE, PARTE EN CASTELLANO, PARTE EN QUECHUA
(Y COMENTANDO CIERTOS LANCES AMOROSOS INSÓLITOS)
¡Ay! zorro, zorro, zorro de la Puna,
Ghamtahuan noghatachi
Runa chíquimántzi.
Ghantashi chíquishunqui
Huallpanta súabtiqui,
Noghatagha chíquíman
Huahuanta súuwapté
En cristiano significa:
¡Ay! Zorro, zorro, zorro de la Puna,
Dicen que, tanto a ti como a mí,
La gente nos odia.
Dicen que a ti te odian
Por robarles sus gallinas
Dicen que a mí lo hacen
Por robarles sus hijas.
A guisa de anécdota costumbrista les cuento que eso de robarse a las hijas, realmente era (no sé si aún lo es) una costumbre inveterada de los jóvenes enamorados en las serranías del Perú, hasta épocas bien entradas a finales del siglo pasado.
Cuando un mancebo se enamoraba perdidamente de una moza y quería formalizar un compromiso matrimonial con ella, existían tres caminos:
El primero: Ambos novios de acuerdo al igual que los padres de cada uno de la pareja. No había ningún problema y el matrimonio se realizaba y colorín colorado.
El segundo. Ambos de acuerdo, pero los padres de la novia no querían ver al pretendiente ni pintado. En este caso el mancebo organizaba, junto con dos a tres de sus fieles amigos, lo que llamábamos UN RAPTO (o robo) y la chica aceptaba el lance y daba a su novio los datos necesarios para que tal hecho tuviera éxito (hora, el lugar de la casa donde iba a “dormir” esperándolo, que los perros iban a estar bien comidos y encerrados en su cubil, la puerta de entrada sin la “tranca” de costumbre, etc.).
El pretendiente y sus amigos, montados en sendos caballos y uno más de éstos, perfectamente enjaezado, para la señorita.
¡Y, nada! Llegada la hora el joven entraba a la casa de su adorada, ella aparentaba que estaba sorprendida por demás, los padres extremadamente coléricos y gritando y rabiando sin poder hacer nada para salvar a la querida hija de las garras del atrevido y malvado zorro que osaba afrentar su casa, la niña sin mayor resistencia se iba feliz con su novio lejos, muy lejos por ignotos caminos, acompañados algunos leguas por los amigos y luego, los dos solitos hasta llegar al lugar donde su nido, previamente acordado, les esperaba. Y colorín colorado.
El tercero: Este era el caso más insólito: El joven decidido a tenerla por esposa y ella que no, que no y que no. Los padres tal vez sí, o lo peor, tal vez tampoco no. A nuestro héroe le quedaba solo un camino: RAPTARLA. Igual, organizaba los pormenores con el mayor sigilo y cuidado posibles, establecía una fecha y con sus amigos, siempre por un acaso, y se lanzaba en la noche más oscura posible al cuarto donde dormía la susodicha (y otros datos, y hechos, obtenidos generalmente sobornando a alguno de la servidumbre de la familia esa) y a viva fuerza arrancaba a la dama de sus sueños de los brazos de la desesperada madre, mientras el padre, impotente, juraba y rejuraba: ¿¡Por qué tanta desdicha!?, ¿¡Por qué tanta desgracia!?
Todo lo que sigue acorde con lo ya dicho.
El epílogo tenía que ser, en todos los casos sin excepción alguna, un matrimonio católico seguido de otro civil, si es que los padres no quisieran ver a su adorada hija deshonrada.
Conozco muchos de estos matrimonios que fueron o son muy felices y que comieron perdices.
OTRO, CONTADO POR MI ABUELITA:
Dicen que llegó a mi pueblo, HUACAYBAMBA, un saltimbanqui quien además de divertir con sus títeres propalaba, con un acento extranjero, las bondades del producto que vendía, del modo siguiente:
PÚLVIS PARA MATAR PÚLGUIS
PÚLVIS PARA MATAR PÚLGUIS
Y exhibía unas bolsitas con sus pulvis
PÚLVIS PARA MATAR PÚLGUIS
PÚLVIS PARA MATAR PÚLGUIS
Era tanto el alboroto que se formó, en la Plaza Mayor, para comprar el tan milagroso polvo para eliminar la eterna plaga que era la pulga, ya que realmente las necesitaban, y con urgencia.
Eran los tiempos en los que aún no se conocía el DDT ni ningún otro pulguicida, perdón, insecticida.
Cuando ya había vendido, a 20 centavos de sol cada paquete, unas buenas docenas de paquetes del “milagroso polvo” alguien preguntó al forastero: ¿Y cómo se usa este polvo para exterminar las pulgas?
El exterminador de pulgas no se daba por enterado de la pregunta y seguía su pregón y su venta.
PÚLVIS PARA MATAR PÚLGUIS…
Una y otra vez la pregunta y nada de respuesta
Hasta que los preguntones se multiplicaron y ya algo airados le exigieron que les diga la receta de cómo usar su producto.
Entonces, el saltimbanqui, comerciante también, del modo más ceremonioso que concibe la imaginación, explicó con mímicas y todo:
AGÁRRA LA PÚLGUIS
ÁBRILI BOCA
MÉTILI PÚLVIS
MUÉRI LA PÚLGUIS.
El trágico final del zopenco saltimbanqui forastero, comerciante, estafador y por demás audaz mi abuelita no quiso ya contarme, dejando que mi imaginación de niño siete añero sacase su propia conclusión.
Mayo, 2021
Comments